La familia es el núcleo fundamental para la vida y
desarrollo de la persona, y es, en gran parte, decisiva, a la hora de favorecer
o dificultar una opción vocacional.
La historia de la Iglesia nos transmite que, a partir de la
familia se fueron constituyen comunidades de creyentes para anunciar y vivir el
Evangelio.
Vivimos en el contexto de una sociedad compleja; la realidad
familiar se encuentra en una situación de cambio y transformación progresiva,
con sus aspectos positivos y negativos.
El núcleo familiar continúa siendo lugar de pertenencia e
intimidad de los afectos, ámbito donde cada persona se conecta con las raíces
de su identidad. Es espacio de evangelización y transmisión de la fe, de
pertenencia al mundo y a la iglesia.
De la familia depende, en buena parte, la fe o la
indiferencia religiosa de las nuevas generaciones. La pastoral con jóvenes ha
de abrirse a la pastoral familiar. El acompañamiento de la familia en el
proceso de iniciación cristiana son labor insustituible a favor de la pastoral
con jóvenes. Es importante promover iniciativas conjuntas de padres e
hijos, espacio de formación y celebración, entre otros.
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